La mira por el rabillo del ojo, no se atreve a decir nada. Es uno de esos momentos en los cuales las palabras sobran, no hay nada que decir.
Ella va recogiendo sus cosas, colocándolas en la maleta, el silencio es pesado, casi se podría cortar con un cuchillo. Llueve y hace frio, los cristales de la habitación están empañados.
El tic-tac del reloj de la mesilla la pone nerviosa, cada segundo que pasa retumba en su cabeza como un martillo.
El enciende un cigarro, está nervioso y necesita tener algo en sus manos.
Ha terminado de recoger todo, da un último vistazo por la habitación cerciorándose de que no se olvida nada...Ya esta todo!
Se vuelve hacia el, lo mira. Sin apenas fijar su mirada en ella y a la vez que expulsa el humo del cigarro la pregunta...cogiste el cepillo de dientes?
1 comentario:
Quizá le hubiese interesado llamarla despues para devolverselo.
Un saludo.
efe
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