Recuerdo mi época de noviazgo, y lo que yo amaba a ese hombre, por todo, por sus detalles conmigo, por lo bien que lo pasábamos. Seis años felices, a pesar de que para mis padres tampoco era el hombre idóneo. Bueno que para ellos, no se lo que entenderían como hombre idoneo. En fin, pero que les dio igual, porque a cabezota no me gana nadie y a rebelde tampoco.
A pesar de todo, algo había en mi que me hacía retroceder en la decisión de casarme, a pesar de que ya llevaba a mi hijo dentro de mi, pero no... algo me decía que no... pero no le hice caso.
Así fue, mi vida cambió por completo, ese ser maravilloso, se fue transformando en un ser egoísta (que ya lo sería), déspota, y todos los adjetivos que se puedan añadir (malos por supuesto)
Así durante unos años de mi vida, hasta que aquello por fin se acabó.
¿Se acabó? Pues no, no se terminó, a pesar de que mi relación de convivencia terminó, pues va a ser, que siguió dando por culo.
Y aquí estamos, en estos momentos actuales, poniéndome entre la espada y la pared y lo peor de todo es que la situación no solo me afecta a mi, también le afecta a mis hijos.
Y yo pregunto, ¿como alguien puede ser tan hijo de su madre, que por seguir haciendo daño, no tiene en cuenta a sus hijos?
De verdad que no puedo entender, como se puede olvidar uno tan fácilmente de los años vividos, los momentos felices y aceptar que aquello llego a su fin, pero que de aquella relación, quedan dos hijos estupendos, maravillosos y responsables. Hijos de los cuales uno puede sentirse muy orgulloso e intentar que estos se encuentren en un ambiente de estabilidad.
Como dicen por mi tierra, “Dios da mocos a quien no sabe usar el pañuelo” cuantas personas con hijos, desearían que sus hijos fueran responsables, estudiosos y con una personalidad de adulto. Esta claro, que no, que no se valora lo que se tiene hasta que se pierde.
Por otra parte, jamás he entendido a esas parejas que utilizan a sus hijos como arma para hacer daño a su pareja. Y el lo sabe, que por lo único que me puede dañar es por mis hijos y sacrifica a sus hijos con tal de salirse con la suya. Pero desde aquí digo, conmigo no puedes, nunca has podido!!! Y a pesar de que has estado a punto de conseguirlo, porque he de reconocer que así ha sido, mis cimientos no solo no se han resquebrajado, solo tambaleado, y ahora mismo están mas reforzados y estoy dispuesta a todo.
“Arrieritos somos y en el camino nos hemos de encontrar” y ten por seguro que todo esto es como un boomerang, regresará con mas fuerza si cabe, y te impactará en toda la cara, hasta partírtela.
Como dice una gran amiga “Que pena me da alguna gente, solo tienen dinero”
Todo esto lo escribo, por qué seguramente existan muchas personas en mi situación, decirles que de todo se sale, que yo llevo muchos años luchando y lo seguiré haciendo. Y si de algo estoy segura, es que tarde o temprano conseguiré estar a gusto, ser totalmente feliz y nadie....y digo nadie, conseguirá volver a hacerme daño.
Prefiero morir de pie, que vivir agachada.